En 1948 la Asamblea Mundial de la Salud proclamó el 7 de abril como el Día Mundial de la Salud. Precisamente, un 7 de abril se fundó la Organización Mundial de la Salud (OMS) y es por esto que se quiso recordar el hecho otorgándole un día propio en el calendario.
A la vez, se constituye como una buena oportunidad para crear conciencia sobre las enfermedades mortales mundiales y potenciar hábitos saludables en las personas.
En la actualidad, la conmemoración adquiere un sentido muy especial en la celebración y en la reflexión para ser conscientes de la salud en el día a día, cuando estamos atravesando una pandemia que causa muerte, dolor y otras consecuencias negativas en las personas.
Hoy más que nunca es necesaria nuestra responsabilidad individual en el uso de barbijos, respetando el distanciamiento social y lavándonos frecuentemente las manos. Las vacunas que están llegando, seguramente salvarán vidas, pero requerirán de nosotros que no abandonemos las prácticas sanitarias que nos vienen recomendando desde el primer día de esta emergencia.
También, este 7 de abril debe constituirse en un homenaje a quienes luchan a diario contra el Covid-19.
A 2021, la OMS lo ha designado como el Año Internacional de los Trabajos Sanitarios y Asistenciales para reconocer y agradecer la inquebrantable dedicación de estos trabajadores en la lucha contra la pandemia. Además, ha puesto en marcha la campaña “Proteger. Invertir. Juntos.” con la que se pretende concienciar en la urgente necesidad de invertir en los trabajos de la salud para obtener dividendos compartidos en materia de salud, empleo, oportunidad económica y equidad.